"Somos el singular plural en singular. Somos el individual grupo que representa a los siempre jóvenes viejos de la juventud, juventud inquieta, joven inquietud. Somos tan "de prosa" como el poeta y tan "de verso" como el crítico. Somos tan humoristas que te emocionamos, y tan románticos que te echarás a reír. Somos tan indefinibles, que el simple acto de definirnos sería en sí una paradoja."

sábado, 25 de junio de 2011

La humildad para los débiles


Hoy me he despertado a punta de rayo de sol matutino, y un hondo olor a café recién hecho flotaba en el aire. Abrí los ojos despacio, y me levanté de la cama con poco o nada de sueño. Después, pestañeé cinco veces, y me quedé parado mirando por la ventana, tratando de entender por qué el cielo es tan inmenso. Fueron dos minutos redondos de mirada al infinito. Hay que decir que no obtuve respuesta alguna a mi pregunta, pero al final, muy al final de aquel cielo, encontré la razón por la que no podía desdibujarme la amplia sonrisa que irremediablemente estaba adornando mi cara. Señoras y señores, hoy me he levantado con el alma empalmada. Pensaba "joder, qué bueno soy”. "joder, que inteligente soy" "hostia puta, anoche estuve graciosísimo" "dios, soy el mejor". Y sí, llamadme narcisista, pero es la mejor sensación que uno puede tener. Y es que la humildad, en los días que corren, está terriblemente sobrevalorada.

Así de golpe, puede que os acabéis de dar de bruces con una idea demasiado radical, pero pensadlo bien: es casi tan malo restarle importancia a tus méritos como exagerarlos.
La falsa modestia es un salida cuanto menos fácil, y si me apuras, cobarde. No es sólo el miedo a aceptar esa genial sensación de sentirte el mejor, sino que también es el miedo a que hablen de ti, a que te envidien. Es el miedo a que cuando dejes de ser el mejor, te restrieguen tus palabras pasadas (y no dudes que lo harán). No aceptar ser ganador, es equivalente a temer ser perdedor.
Cuando ganas a alguien en algo, seguro que no le gusta demasiado que se lo recuerdes, y si lo haces, posiblemente buscará a otro de su condición para comentar con él lo auténticamente capullo que le pareces; pero no te preocupes, date cuenta de que con esta acción, no hace más que mostrar su inferioridad, mostrar cuánto le cuesta sobreponerse a la derrota.

A nadie le gusta perder, y si tú ganas, consciente o inconscientemente, te envidiarán. Y sí, por supuesto que hablarán y hablarán pero… ¿Qué esperabas? Es muy difícil que alguien te aplauda por derrotarle.
Por defecto, sólo te debes fidelidad a ti mismo. ¿Quién te va a querer en esta vida más que tú? ¿Quién te va a odiar menos?

Jugar con la presión es parte del juego, así que por favor, si vences, dale al alma el orgullo y la satisfacción que se merece, que ya se encargará ella de empequeñecerse cada vez que pierdas.
 En definitiva, cuando eres el mejor, y así lo publicas, sin duda corres el riesgo de que te odien. Corres el riesgo de que, cuando te superen, te echen en cara tus actos, saquen fuera sus frustraciones hacia ti y, en definitiva, te pasen por el morro cada gramo de ego que has gastado. Pero, ¡Ay amigo!, es lo que hay. Posiblemente si no fuera tan amarga la derrota, no sería tan dulce la victoria. Si eres el mejor tienes que saber que lo eres, y no temer dejar de serlo algún día. Si temes la caída entonces no alces el vuelo. Ni tampoco sueñes con volar.

En lo que a mí respecta, el jurado de la sociedad podrá juzgarme y sentenciarme, pero no ejecutarme, porque para ello tendrá que cogerme, y ahí está la clave: cuando eres el mejor, nadie puede cogerte.
Lo digo bien alto y aunque escueza, y no lo digo como lo siento, porque no tengo suficiente voz; te lo digo a ti, sí a ti, no mires para atrás como si no fuera contigo, no te hagas el loco, ni te cabrees, ni te compadezcas, ni te ofendas. Lo vas a tener que leer igual:

A veces, muy de vez en cuando, SOY EL MEJOR. Demuéstrame que me equivoco.


Archibald McAllister

1 comentario:

  1. El post pega muchisimo con esta canción:
    http://www.youtube.com/watch?v=oiXaT_1I-vw&NR=1

    ResponderEliminar