"Somos el singular plural en singular. Somos el individual grupo que representa a los siempre jóvenes viejos de la juventud, juventud inquieta, joven inquietud. Somos tan "de prosa" como el poeta y tan "de verso" como el crítico. Somos tan humoristas que te emocionamos, y tan románticos que te echarás a reír. Somos tan indefinibles, que el simple acto de definirnos sería en sí una paradoja."

jueves, 21 de julio de 2011

Con los huevos de corbata



Parece que en estos días
de corbatas va el asunto,
circulan habladurías
en boca de todo el mundo.
Dice uno que sin ella,
no pasa tanto calor,
sube un poco el termostato,
y ahorra un euro, quizás dos.
Sin embargo le reprenden:
“¿Y el decoro qué, señor?
¿No ve que en este lugar
son todos unos esnobs?”
“¡Qué me dice, caballero!”
le contesta el aludido
“Con mi chaqueta de pana
a mi yate me retiro.”
Mientras tanto van llegando
los rumores de la quiebra,
pero yo voy bien vestido,
y el país se va a la mierda.
La otra corbata famosa,
la que vino en su conjunto,
la de los quinientos euros
del político corrupto.
“¿Cuál de ellos?” – me diréis.
“No le veo, hay tanto junto…
Es cómo encontrar a Wally
en algún mapa del mundo.”
“Cambio votos por circuitos”
se vanagloria el presunto
“Omitid después que os robe,
que son de fórmula uno”
Así es cómo están las cosas,
mientras ando por mi casa
con un canuto en la mano
y los huevos de corbata.

                                                                                                    El profesor Tornasol

martes, 19 de julio de 2011

Por qué borracho

Porque si bella es mi adicción cuando me late el corazón razono, para rasgar de mi sensación abono del abandono borracho, de la razón a fondo y ríe, que cuando río en pie quiero a quien me sigue y dime, si es más verdad la realidad sobria, si es más realidad la mentira que tú vives que el placer que sueño, si hay más veracidad en la verdad que dices creer cuando vives la ilusión del placer de ser feliz. Vivo, por inercia del latido, del sentido inerte de la gota del rocío y soy, príncipe del mil lamentos, heredero del trono con mis muertos por cimientos.Heredero del sonido de la muerte del sentido. Y te veo doble para ser feliz. Para sonreír cuando despierto y no lo hago junto a ti.

Apareció cuando tú te fuiste

Apareció cuando tú te fuiste y nadie dijo nada. Fue fácil ignorarla en un principio. Estaba ahí callada, y no hacía daño a nadie. Un banco menos no es de importancia, pensaba yo, hasta que hablé con ella. Quizás fue su sonrisa callada, quizás fueron sus lágrimas, pero algo me llamó la atención, y no pude menos que preguntarle un qué tal estás inocente, sin saber el océano en el que me metía.

Apareció cuando tú te fuiste y nadie dijo nada. Ahora han pasado dos meses, y ya no vivo ni como. Ya no respiro como antes, ni canto ni lloro. Me ha robado la vida, me has matado poco a poco. No se quién eres, ni tu nombre ni historia. Solo se que desde que te fuiste nada es lo mismo, y el aire me sabe a poco. Queda un hueco para ti y no lo sabes.

Apareció cuando tú te fuiste y nadie dijo nada. Los niños han dejado de jugar en las calles, la gente ha dejado de trabajar y está en la acera, dibujando corazones rotos con tiza en sus puertas. Las mujeres no saben por qué y lloran, los hombres no saben por cuanto tiempo y pasean. Todos tienen la vista empañada y tú no lo sabes.Tú no lo sabes porque no existes, porque no te hace daño, y te envidio. Me gustaría ser como tú, una ilusión, un delirio colectivo. Pero no lo soy y te lloro. Porque me faltas.

Apareció cuando tú te fuiste y nadie dijo nada. Han pasado diez años. Y a día de hoy, sigo sin entender por qué arañó la pared y escribió "Quiéreme. Quiéreme y dejaré de ser tuya."

sábado, 2 de julio de 2011

Este pulmón no es mío.

Todo empezó cuando picaron a la puerta. Qué raro, pensé, son las nueve y no espero a nadie. Cuando abrí, era el conejo rosa gigante. No era educado, ni siquiera simpático, no dijo nada. Se me quedó mirando con sus ojos negros y no sonrió, solo negó con la cabeza.

Como es natural, desde entonces no he vuelto a abrir la puerta. Se que está ahí fuera, esperando, le oigo respirar y reírse cuando le busco por la mirilla. Se ríe porque sabe que me ha matado, se ríe porque sabe que es dueño de mi vida. No se cómo, ni podría demostrarlo, pero se que me ha robado los pulmones. Es él el que decide cuándo respiro, cuándo toso o cuándo hablo.

Te escribo porque se me han acabo los cereales, y en mi situación, no puedo ir a por más. Te escribo porque no puedo hablarte, el conejo no me dejaría. Te escribo porque echo de menos fumar en el balcón contigo, sentados viendo a la gente moverse ahí abajo. Era tan cómodo jugar a ser dueños de nuestra vida, que ahora que no la compartimos me siento sólo. Te escribo porque no se hacer otra cosa, y volveré a escribir esto mismo una y otra vez, hasta forrar el suelo que pisabas descalza. Te escribo porque quiero pedirte perdón.

Sin embargo, se te ve tan tranquila, sentada en la mecedora mirando el horizonte, ajena a la crueldad del conejo rosa, sonriendo a un vacío en la pared, jugando a hacer como si estuvieses sola. Te envidio, tu ignorancia es tu salvación, tu presencia mi inercia:
Llevo ya una semana escribiéndote, y tú ahí, mirando las cartas que te cuelgo en la pared. Pero nunca contestas. Ya no te ríes cuando te acaricio, ya no me besas cuando te lo pido.

A veces pienso, que ojalá me vaya contigo pronto, antes de que el conejo lo haga poco a poco.
Se me han acabado los cereales, pero no cojas de esos integrales con cachos de fruta. Sabes que no me gustan.