"Somos el singular plural en singular. Somos el individual grupo que representa a los siempre jóvenes viejos de la juventud, juventud inquieta, joven inquietud. Somos tan "de prosa" como el poeta y tan "de verso" como el crítico. Somos tan humoristas que te emocionamos, y tan románticos que te echarás a reír. Somos tan indefinibles, que el simple acto de definirnos sería en sí una paradoja."

martes, 24 de mayo de 2011

Indignaos, pero no mucho


No voy a negar ahora que deseo que cambie el mundo. Yo creo que todos lo hacemos, para bien o para mal. Sin embargo pretender cambiarlo mediante un gesto irónico o mediante una crítica feroz a los banqueros es, obviamente, tan inútil como la poesía. Para cambiar el mundo lo único válido es la praxis (“siento esta noche heridas de muerte las palabras”), la revolución, digamos.

Lo feroz es estar al pie de la Escandalera, encadenarse a un árbol del parque San Francisco (cuando toque) y gritar para que Gabinín cambie las farolas que tenemos en Oviedo, que no está el horno para bollos. No pretender necesariamente una “democracia asamblearia horizontal”, sino pedir que se sanee el pozo infecto de la Administración Pública, que se acabe el mamoneo de las subastas de Obras Públicas, que las listas electorales sean abiertas o que se cambie la Ley D’Hont.

Dicho esto, y como decía Oliverio Girondo en 1922

“Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? ¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de los que hace 70 siglos están bajo la tierra? Y ¿cuál sería la razón de no admitir cualquier probabilidad de rejuvenecimiento? ¿No podríamos atribuirle, por ejemplo, todas las responsabilidades a un fetiche perfecto y omnisciente, y tener fe en la plegaria o en la blasfemia, en el albur de un aburrimiento paradisíaco o en la voluptuosidad de condenarnos? ¿Qué nos impediría usar de las virtudes y de los vicios como si fueran ropa limpia, convenir en que el amor no es un narcótico para el uso exclusivo de los imbéciles y ser capaces de pasar junto a la felicidad haciéndonos los distraídos?
Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio —sinónimo de vida— no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis Veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto.”


Hemos de continuar escribiendo y publicando poesía y textos irónicos, porque si hay algo más absurdo e inútil que la literatura, es la vida.

4 comentarios:

  1. Viva la inútil revolución de la palabra joven!

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  2. La Organización de La Pipa de Haddock tiene el palcer de anunciar que ahora los comentarios son libres, es decir, que no hace falta tener cuenta google ni milongas de esas.(Nos reservamos el derecho a veto para aquellos comentarios que no sean suficientemente ofensivos)

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  3. simplemente apunto que Oliverio "Girando" creo que es Oliverio Girondo. (Un apunte sin importancia).
    Por lo demás, me quedo sobretodo con la última frase

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  4. Administración y dirección de la pipa26 de mayo de 2011, 20:46

    un desliz de teclado

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