"Somos el singular plural en singular. Somos el individual grupo que representa a los siempre jóvenes viejos de la juventud, juventud inquieta, joven inquietud. Somos tan "de prosa" como el poeta y tan "de verso" como el crítico. Somos tan humoristas que te emocionamos, y tan románticos que te echarás a reír. Somos tan indefinibles, que el simple acto de definirnos sería en sí una paradoja."

lunes, 11 de abril de 2011

Carta del Sr. Arbusto para sus amigos de la Pipa



El otro día, mientras mi criada preparaba la comida, encendí la televisión para distraerme un poco de los problemas que en nuestra cotidianidad asedian a los empresarios de bien como nosotros, a los mismos a los que esta crisis está afectando de manera tan cruel y evidente. Cual fue mi sorpresa al encender la 2 (cadena que no frecuento, puesto que la televisión fue concebida como un sistema de entretenimiento y no como una vía de expresión para todos esos charlatanes científicos y pseudointelectualistas que pueblan dicha cadena) y encontrarme con un documental sobre la política del hijo único de China.
Resulta que en China, los cerdos comunistas que dirigen la nación, sobrepasados por su ineptitud, se vieron obligados a utilizar la llamada política del hijo único como medida de control de la natalidad. Los rollitos de primavera esos han ordenado que las parejas solo puedan tener un hijo, existiendo en China una predilección por los varones ya que a pesar de ser comunistas, aún tienen dos dedos de frente y comprenden que para levantar un país se necesitan las fuertes y callosas manos de los trabajadores, de los hombres de verdad, y no de unas muchachitas que en esta nuestra sociedad actual juegan a hacer los trabajos que le corresponden al sexo dominante, es decir, los hombres.
Dicho reportaje causó en mí un impacto terrible, pues se nos mostraba que en las llamadas "habitaciones de la muerte" de los orfanatos chinos, se dejaba morir a las niñas con total impunidad, y que los muchachos crecían entre escombros y suciedad, comidos por los mosquitos y revolcándose en su propia orina y excrementos.
Me indigné ante tal desaprovechamiento de los recursos, esas niñas nunca llegarían a la edad adulta, nunca podrían complacer a sus maridos, ni criar a sus hijos, hombres y mujeres de provecho para ese país de todo a 100. Un escalofrío surcó mi espalda al ver a una niña famélica de a penas 9 meses de edad, esperando en su sucia cuna de ositos desteñidos y manchas marrones de abandono, a una muerte que ya tardaba en llegar.
Al presenciar tan grotesca imagen una luz iluminó mi cabeza, un destello en mitad de tan profunda noche. Comprendí que esos niños iban a morir sí o sí, así que ¿por qué no hacer algo útil con su muerte? Con esta pretensión en mi cabeza, busqué una manera de beneficiar a la sociedad china, que la muerte de esos pobres angelitos no fuera en vano, y que ayudaran a esta gran máquina que tanto beneficio nos podría dar en un futuro no muy lejano si empleamos la cabeza y aprendemos a utilizar las oportunidades que se nos presentan.
Muchas propuestas inundaron mi mente, pero mientras untaba mantequilla en una rebanada de pan se me ocurrió una de las mejores ideas que jamás he tenido. Hacer grasa humana con esos niños. Si, puede sonar descabellado, pero con esa grasa podríamos hacer infinidad de productos como jabones, cosméticos, lubricantes. La grasa de niño chino podría abrirnos un mercado de posibilidades, podríamos llegar a muchos tipos de consumidores. El gobierno chino necesita desacerse de unos cuantos millares de niñas y niños que se agolpan en sus orfanatos, así que le estaríamos haciendo un favor, no tan solo beneficiándonos. Además esos niños van a morir si o si, así que ¿por que no hacer algo útil con eso?.
La grasa humana era un producto muy codiciado en la antigüedad, del que se sacó mucho provecho y que además de ofrecer un montón de opciones de venta solo requiere un ínfimo gasto para transformar a esos pequeños querubines en unas bonitas pastillas de jabón para que las señoras laven sus manos después de ir al escusado.
Sé que a algunos verdes, a los mariquitas y a los fácilmente escandalizables esta propuesta les parecerá algo inhumano y repulsivo, pero como decía el refrán "No está hecha la miel para la boca del asno", y por tanto no sabrán ver la tremenda oportunidad y los enormes beneficios que podríamos obtener ayudando al pueblo chino en su dudoso control de natalidad.
Me gustaría que expresaran su opinión, gracias por escuchar mi propuesta. Un saludo coordial y sincero.

3 comentarios:

  1. ***Quemar después de leer***

    Estimado Sr. Arbusto,

    Me veo en la obligación de comunicarle que de una niña flaca no se puede sacar mucha grasa, pero siempre podemos moler el hueso y venderlo como un "producto milenario" de la "medicina tradicional china". Ya lo hacemos con los tigres, también es una práctica moralmente cuestionable, pero una fuente de ingresos sin precedentes.

    Chávez.

    ***Quemar después de leer***

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  2. Me escandaliza que tuvieses esa idea mientras comías. Tienes un estómago de piedra, querido Sr Arbusto.

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  3. Es lo bonito de los arbustos, que todo lo fotosintetizan.

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